Amor embotellado
Era un aroma dulce y conocido. Miguel se sorprendió de cómo un perfume podía hacerlo viajar al pasado y perderlo en los recuerdos. Hasta ese momento nunca se había preguntado si el origen de ese aroma era un shampoo, un gel de baño o una colonia. Eso ya no importaba, ahora lo había vuelto a sentir, tan familiar como siempre, tan cercano, tan suyo. Tuvo que resistirse a cerrar los ojos y dejarse llevar en él.
-Ese perfume que usas ¿es francés no es así? - preguntó Miguel.
-Sí, se llama "Amor Amor"- contestó ella.
-Vaya, cuántos recuerdos- dijo Miguel, desviando la mirada de sus pechos.
Ella lo miró extrañamente, y siguió escribiendo en el papel.
-Ya está, es mi número para cualquier emergencia.
-Gracias Wendy -contestó Miguel.
-De nada, y bienvenido al piso- dijo la austriaca.
Miguel entró a su nueva habitación, cogió la guitarra y se tumbó en la cama mirando el techo. Se trataba del mismo perfume que usaba Connie.
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